Amor y Matemáticas. Claudia Sainte-Luce
Por Jair Ponce
Amor y Matemáticas resulta ser un ejemplo de una buena comedia, con un ritmo medido y con gags inteligentes y bien escritos, aunque con algunos agujeros en la trama que a veces la hacen ver como una cinta inverosímil y a los personajes algo caricaturescos. Claudia Sainte-Luce, dirige una cinta distinta a lo que había hecho hasta el momento con su filmografía, desde los insólitos peces gato (2013), la directora llevaba trabajando el drama de una manera muy bien dosificada, perfeccionando su cámara y afilando su trabajo con los actores que se les nota mucho más sueltos y con un trabajo de ensayos y lecturas de guion que se nota en la pantalla.
La cinta aborda una premisa que desde el inicio suena muy interesante, un hombre que fue integrante de una banda juvenil en los noventas, al mero estilo de menudo o timbiriche, ahora vive como un adulto común y corriente, sin fama y con aparente tranquilidad, incluso siendo el encargado de cuidar a su hijo recién nacido y sin contar con un empleo formal. Ahora, porque esto es interesante si parece ser que el hombre ha dejado su vida de fama juvenil en el pasado y ahora se dedica a otra cosa como cualquier otro, pues la razón es el otro personaje protagonista del filme, la vecina de la casa de enfrente acaba de mudarse junto a su esposo y su hija, es una familia común y corriente, eso se deja ver en una carne asada a la que los invitan para conocerse y llevarse bien, es ahí donde el protagonista descubre que la vecina era fan de su música y esto lo llevara a pasar por una serie de situaciones graciosas y dramáticas al mismo tiempo.
La directora consigue el tono de comedia de una manera casi perfecta, es un tipo de comedia que se agradece en este nuevo cine mexicano, pues la saturación de comedias románticas sin gracia, repetitivas y hasta aburridas ha vuelto al público escéptico sobre lo que puede ofrecer una comedia hecha en México, pero en este caso, si bien hay partes que le sobran y cuenta con actuaciones mejores que otras, se agradece que se apueste por comedias más inteligentes y no tan simplonas, pues al ser más propositivas, con otros tonos y con premisas que se arriesguen es como se consigue respetar al espectador, al exigirle más y al darle más que solo los mismos chistes de siempre con actuaciones malas y dirigidas peor. Definitivamente, amor y matemáticas es una cinta refrescante y cumplidora.