Bases para la desintegración de la identidad

Septimo Proyector
5 min readJan 31, 2024

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Por Luciana Roldán

Media Bohemia | Cine Pensante | Discusionarte

En el meollo de gente solitaria, cual artista que no puede desplegarse de su lugar de enunciación, me remito a este antro abandonado y marginal, okupado por un cierto tipo de gente que no se si puede identificarse, cual fantasmas, para expresar mi dolor ante el desguace y resquebrajamiento de nuestra identidad.

Desde hace varios días y por no decir, desde las elecciones presidenciales, junto con la decisión de la ciudadanía de avalar la destrucción de nuestro patrimonio, sólo puedo pensar de forma desesperanzada.

Ya no puedo hacer oídos sordos o acompañar a quienes me aseguran que “esto ya va a pasar” mientras 3 de 5 reels de redes estampan contra mi rostro las cruentas situaciones a las que se enfrenta nuestro patrimonio histórico, social y natural.

Sucede que en el Perú, nuestros pueblos originarios protestan contra la privatización de una de las maravillas del mundo como es el Machu Picchu mientras la policía los reprime y los persigue por hacer lo que vienen haciendo desde la colonia, defender la tierra que los vio nacer, esa tierra que permitió ver desde un punto específico del mapa, este sol, nuestro dios.

A lo largo de nuestra historia como país moderno, desde el principio de la independencia, siempre contamos con muchas versiones de lo que sucedió y sucede, sin embargo sólo han podido instalarse en el imaginario, versiones coquetas y cortadas de esto. Olvidamos que uno de nuestros próceres más importantes para la historiografía moderna propuso que desde el comienzo de nuestra soberanía, fuésemos gobernados por un Inca desde aquel Machu Picchu, cuna de nuestra civilización latinoamericana del Sur, que se mantuvo rico simbólica y espiritualmente, a pesar de la profanación de nuestro oro material, el que representaba a ese sol en la tierra. Ver desde este lugar en el que yo soy y me identifico como argentina y sobre todo latinoamericana que continúa el desguace sangriento y cruel hacia nuestra tierra y nuestros pueblos, no me permite dormir.

“Que no te afecte” dicen, quienes no han querido verse al espejo para identificar el origen de sus rostros. Estos años en los que me dediqué a estudiar y asistir a la universidad fueron muy difíciles para mi, y significaron un re-descubrimiento de mi identidad como persona, que me obligó a repensar todo lo que aprendí a lo largo de 26 años. El viaje identitario nunca es fácil, y pretender encima que quienes decidimos hacerlo a través de nuestras instituciones públicas, ambiguas, hipócritas y contradictorias somos seres parasitarios es desconocer al absoluto, la capacidad humana de sentir el mundo. Reconocer mi rostro y mi ancestralidad como persona que proviene del Norte es hermosa y dolorosa a la vez, es tener que hacerte cargo de una historia de explotación y marginalidad que a la vez, me da vergüenza, ya que admito que soy una privilegiada que ronda los márgenes de la ciudad de Buenos Aires, uno de los centros más ricos de nuestro continente. Mientras en mi mente esta reflexión me abruma al correr de los días, parece ser que también nos acorralan desde el Sur, otro de nuestros puntos riquísimos de sabiduría ancestral y de resistencia indígena. Hay que ver cómo prenden fuego nuestra Patagonia y culpan a sus serenos, los Mapuches, que también a lo largo de su historia fueron corriéndolos del mapa, primero desde el gran Chile austral, por nuestros Andes y después al punto más recóndito del sur, empujandolos cada vez más hacia su desaparición en medio de las aguas congeladas, que cada vez se congelan menos. No hay que ser muy inteligente para vislumbrar que lo que están haciendo los colonizadores es acorralarnos en el siempre dicotómico CENTRO de riqueza, mientras destruyen nuestras ideas de federalismo renombrando sitios culturales con nombre y apellido de los principales traidores a la Patria autóctona. Por eso hay que prestar atención cuando esta gente te menciona a Mitre, Rivadavia, Sarmiento, Roca y demás. En el ideario de repartir nuestras tierras y recursos hacia las metrópolis imperialistas te van cerrando el mapa, para que te olvides de que el Norte es tuyo y la Patagonia también. Admiran a Thatcher por qué van a borrarte las Malvinas y la bi-continentalidad de nuestro mapa, que abarca hasta la Antártida, y que demuestra entonces con claridad, la gigantísima extensión de nuestra Patria. Te achican, entonces, cuando te dicen que no hay territorio donde caerte muerto, vos les crees e ignoras lo que a lo largo de tu vida conocieron tus ojos. O me vas a decir que en un momento de lucidez, sólo UNO en el que paseaste de un pueblo a otro o de tu ciudad a la costa y viste hectáreas de tierras “rurales” no pensaste en la cantidad de espacio que tenemos para vivir todos los argentinos, mientras te ofrecen un monoambiente en el piso 8 a precio dólar para que vivas entre cinco en una ciudad que no le importa ni tu origen, ni tu rostro, ni tus sentimientos más propios, por que lo único que hace es mirar e imitar un afuera que no tiene nada de interesante con respecto a lo maravilloso que somos cada uno de nosotros, enseñados y criados por pueblos donde se pueden ver fácilmente muchas estrellas, la luna, y el sol. Nuestros verdaderos dioses.

Así te vas olvidando que una vez, antes, fuimos caciques, chamanes, magos, guerreros, cantores, compañeros de la naturaleza y sobre todo, felices. Porque lo teníamos todo. He acá mi dolor profundísimo que, ya no sé cómo soportar, pero que, intento, con todas mis fuerzas y todos los días, que no me destruya, aunque se va haciendo muy difícil. Sólo intento mantenerme recordando y acompañándome de todos esos que alguna vez pensaron como yo, para que en el medio de esta desidia, sentirme menos sola y aunque sepa que posiblemente mi esfuerzo no cambie en nada este mundo al que me entregaron, voy estando, como me lo enseñaron mis ancestros, y en este estar intentaré ser lo más justa posible, por que sólo así podría terminar mis días, orgullosa de lo que soy.

“… sobre todo sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.”

dijo el Che, nuestro.

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