La primera película de terror Argentina.

Septimo Proyector
6 min readJan 18, 2024

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En tiempos recientes, Argentina parece estar flechada con el género de terror, produciendo cada vez más películas del género y teniendo algunas, como la excelente Cuando Acecha La Maldad, siendo aclamadas mundialmente. ¿Pero cuál es el antecedente más antiguo del cine de terror en nuestra tierra?

Por Ignacio Siciliano “Farhen”

Para ello nos debemos remontar a los años 30 en Rosario, dónde surgiría una impensada película que, sin saberlo, resultaría ser pionera en el país — si no es que en todo Sudamérica — .

El Hombre Bestia (O Las Aventuras del Capitán Richard) es una película argentina de 1934, un mediometraje de 50 minutos considerada la primera película fantástica -y de terror- argentina. Dirigida, escrita y fotografiada por Camilo Zaccaría Soprani. Basada en una novela escrita por el propio Soprani. Filmada en film blanco y negro de 35mm en el interior del país, más precisamente en Rosario, Santa Fé.

En tiempos recientes, Argentina parece estar flechada con el género de terror, produciendo cada vez más películas del género y teniendo algunas, como la excelente Cuando Acecha La Maldad, siendo aclamadas mundialmente. ¿Pero cuál es el antecedente más antiguo del cine de terror en nuestra tierra?

Para ello nos debemos remontar a los años 30 en Rosario, dónde surgiría una impensada película que, sin saberlo, resultaría ser pionera en el país — si no es que en todo Sudamérica — .

El Hombre Bestia (O Las Aventuras del Capitán Richard) es una película argentina de 1934, un mediometraje de 50 minutos considerada la primera película fantástica -y de terror- argentina. Dirigida, escrita y fotografiada por Camilo Zaccaría Soprani. Basada en una novela escrita por el propio Soprani. Filmada en film blanco y negro de 35mm en el interior del país, más precisamente en Rosario, Santa Fé.

En su momento, la película tuvo un estreno por distintas salas del interior del país siendo un gran éxito, recaudando, según una fuente, 150.000 pesos, recuperando con creces su presupuesto de 18.000 pesos. La película fue rodada en diferentes pueblos y localidades de Rosario a puro esfuerzo colectivo en conjunto con los actores bajo el ojo de Soprani a cargo. Al querer estrenar la película en Buenos Aires, se vió enfrentado a que el manejo de las salas estaba reñido a un grupo más selecto de personas que pretendían simplemente comprar los derechos por 1000 pesos y dejarlo a un lado. Este se negó ya que ya había recaudado más que suficiente con sus funciones en el resto del país.

Cabe destacar que es una de las primeras películas sonoras en nuestro país y la primera en la historia de la provincia de Santa Fé, por lo que toda la producción, que ya de por sí era engorrosa por los equipos de la época, lo fue aún más por la inclusión del sonido.

Debido a la prácticamente inexistente conservación de películas en Argentina, mucha de su obra está perdida. Y el film que hoy nos compete no fue la excepción, la misma se dió por perdida muchísimo tiempo hasta que hace unos años, un hombre oriundo de San Nicolás apareció en la casa del coleccionista rosarino Jorge Debiazzi, este hombre era Saverio Yaquinto, hijo de Saverio Yaquinto padre, el actor que interpreta al Hombre Bestia en la película.

Yaquinto contaba con una copia desgastada y vieja de 35mm de nitrato, posiblemente la única existente, de El Hombre Bestia, la cual había utilizado para proyectar durante muchos años, y que luego mantuvo guardada, ante la realidad de que los rollos de cinta viejos, sin el debido cuidado y conservación se empiezan a degradar y pudrir; Saverio se presentó en la casa del coleccionista para pedirle que le haga una copia en VHS de la película en la que actuaba su padre.

Jorge pudo hacer la copia en VHS y se la dió a Saverio, quién dejó el rollo original al coleccionista ya que no le interesaba guardarlo si ya tenía el VHS para ver la cinta. Con el tiempo, naturalmente, la película se avinagró y degradó hasta quedar completamente asquerosa, olorosa e inutilizable. El olor que desprendía, sumado al alto riesgo de inflamabilidad que tiene el celuloide resultó en que lo mejor sea tirar el rollo ya que en ese estado no tenía salvación.

¿Cuál es el problema? Jorge Debiazzi no pudo realizar el transfer digital de la película, es decir, pasar la película directamente a un video con su calidad original alno contar en ese entonces con los materiales necesarios para ello. Por lo que la copia que hoy en día podemos ver y la única disponible es, justamente, la grabación de aquel VHS en una calidad deplorable.

La película en sí es un interesante proyecto de menos de una hora, con una utilización bastante primitiva del sonido que crea un híbrido mudo/sonoro curioso al ser perteneciente a un período de transición entre ambos formatos.

Quizás no sea una gran película si hacemos la injusta comparación con algunas contemporáneas del cine de terror de ese entonces como las películas de monstruos de Universal, pero hay que entender el contexto: un grupo muy pequeño de personas apasionadas con el equipamiento justo y alejados de las grandes productoras filmando algo sin precedentes en el país, sino es que en todo latinoamérica. Camilo Zaccarias Soprani puso su visión y su talento en hacer, propiamente dicho, cine. Bajo sus propios términos, fue un completo innovador y vanguardista de la estética y realización cinematográfica en el país.

A veces olvidamos que Argentina es uno de los países con mayor tradición cinematográfica del mundo, que supimos tener una industria de enorme calibre sin nada que envidiarle a la Hollywoodense durante el período clásico y que año a año nuestro cine da que hablar en el mundo entero. Tristemente, hay quienes no hacen más que denostar y menospreciar lo nuestro; el cine es cultura y a la cultura hay que apoyarla incentivando a que hayan más personas como Soprani y películas argentinas como El Hombre Bestia.

Tenemos un cine fantástico y somos necios por no poder apreciarlo; pero también hay una realidad muy triste.

Según datos oficiales: cerca del 95% del cine mudo del país está perdido, y cerca del 50% del sonoro también. ¿Por qué? Porque como ya vimos, los rollos de película necesitan un cuidado especial para su preservación; y ahí debería entrar en acción el CINAIN (La Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional ) que se encargue de cuidar y conservar el legado fílmico de nuestro país, pero lastimosamente esto no sucede. La ley existe y deberíamos tener desde el año 1999 una cinemateca funcional que se encargue de regular y proteger nuestro archivo cinematográfico pero esto no sucede. El CINAIN nunca entró en pleno funcionamiento y desde hace incontables años se espera una respuesta para esta problemática, y mientras más y más tiempo se tarda, más y más películas y materiales se pierden por su nulo cuidado.

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